Aline Espinosa Gutierrez / Cimacnoticias
Oaxaca.-A pesar de que las indígenas oaxaqueñas han llegado a ejercer algunos cargos políticos en sus comunidades, esta labor es dificultada porque aún los quehaceres de la casa y el cuidado de las y los hijos recaen sobre ellas, lo que triplica sus jornadas de trabajo, las deja sin tiempo para desarrollar sus capacidades, incidir desde su cargo en sus territorios o buscar desempeñar algún otro puesto.
Así lo dijeron la exregidora de obras y tesorera suplenta del Pueblo Ñuu Savi en Oaxaca; Lidia Aguilar Aguilar; la extesorera municipal y excomisariada de bienes comunales del Pueblo Nki dixru en Oaxaca, Aracely Miranda; la expromotora cultural y exsecretaría de bienes comunales del Pueblo Xhun en Oaxaca, Natividad Estela López Zarate, y la excomunera del Pueblo Ayuujk en Oaxaca, Deogracias Díaz Gómez durante el conversatorio “Participación Política de las mujeres indígenas en sistemas normativos indígenas” con el fin de discutir cuáles son los avances y retos de la presencia de mujeres en cargos de poder.
Explicaron que la llegada de la paridad en 2015 a sus comunidades obligó al reconocimiento de algunos de sus Derechos Humanos como incluirlas en los listados de las asambleas, darle espacio a sus voces y exponer sus necesidades, acudir a eventos políticos y postularse para cargos de poder sin importar si tenían hijas o hijos pequeños, eran casadas o solteras, su edad, y otras cuestiones.
El principio de paridad fue incorporado a la Constitución mexicana en el año 2014. El artículo 41 Constitucional establece que los partidos políticos deberán postular paritariamente sus candidaturas para los Congresos Federal y locales. El proceso de armonización legislativa culminó en las entidades federativas en 2015, antes de que iniciara el proceso electoral de ese año, de acuerdo con información de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Detallaron que antes las mujeres sólo podían estar en las asambleas cuando sus esposos no podían acudir y su voz era escuchada porque hablaban en nombre de él, no existía una lista para que ellas anotaran su nombre, sus problemáticas no eran tratadas, si su presencia era requerida en estos espacios, se les encomendaba hacer la comida, atender a los hombres presentes y quedarse calladas.
Para atacar todos estos obstáculos, dijeron, ellas mismas o en colectivo cuestionaron el por qué no se les tomaba en cuenta e irrumpieron en las asambleas, formaron talleres para enseñar profesiones y dejaban la cocina y asistían a eventos de política.
Su ejemplo inspiró a otras mujeres, algunas de ellas madres, quienes siguieron sus pasos y juntas comenzaron a descubrir que ellas debían ser parte de las decisiones y del cuidado de lo que existía en su territorio.
Con sus años de insistencia, añadieron, pudieron avanzar muy poco en la política, pero sí sembraron ideas de libertad en más mujeres. El principio de paridad impulsó aún más la labor que ellas ya realizaban en sus comunidades, sin embargo, al querer ejercer un cargo se enfrentan a que su presencia sea sinónimo de molestia y se trata de evadir la paridad bajo los usos y costumbres de las comunidades.
Ejemplo de ello, explicaron, es que en las asambleas se trata de hacer una lista separada por el género de la persona, que los hombres funjan como los presidentes agrarios y las mujeres como sus reemplazos, no se respetan los acuerdos de las comunidades, sus parejas les exigen atender la casa y la familia, no les da un ingreso económico para desarrollar sus cargos.
Todos estos obstáculos, aclararon, no permiten que las mujeres puedan mantenerse más de un año en los espacios de poder que ganan porque algunas de ellas son madres solteras o viudas que no tienen apoyo para cuidar de sus hijas e hijos y deben solventar los gastos de su familia o sus parejas les niegan salir de sus hogares.
Sin embargo, dijeron, su injerencia en los espacios de poder ha promovido que más mujeres conozcan su derecho a la participación política y a la tierra. “Cuando tienen que sacar su constancia de posesión se les ha tomado en cuenta y ellas son las dueñas de su pedacito de parcela, hasta ahorita no hay ese problema ya, porque antes esto sólo se conocía como herencia de hombres cuando no sabíamos que existía el derecho agrario”, declaró Lidia Aguilar Aguilar.
Llamaron a que más indígenas se conviertan en comuneras con el fin de fomentar su presencia en las asambleas y así repensar juntas los acuerdos que niegan la participación a mujeres mayores o algunos otros que siguen restringiendo sus derechos, desmitificar los roles de género, dejar nuevas enseñanzas, difundir más el conocimiento y hacerlo suyo, intervenir en los cambios de las leyes y sembrar en la conciencia que las mujeres son parte vital de que los recursos naturales de la tierra prevalezcan.
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