Angélica Jocelyn Soto Espinosa / Cimacnoticias
Oaxaca.-A 10 años de la primera “Marcha por la Dignidad Nacional. Madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos”, el número de personas desaparecidas en México se multiplicó por siete al pasar de 13 mil 252 casos a 85 mil 53; mientras, nuevas madres buscadoras se suman cada año y otras muchas están muriendo sin encontrar a sus hijas e hijos.
“Si hace 10 años se hubiera cumplido el Programa urgente de búsqueda y un Protocolo de investigación eficaz, hoy no estaríamos aquí”, sentenciaron en un pronunciamiento las cientos de madres que marcharon este 10 de mayo en la Ciudad de México para exigir la aparición con vida de sus hijas e hijos, muchos de ellos que desaparecieron hace más de una década.
La “Marcha por la Dignidad Nacional. Madres en busca de sus hijas e hijos desaparecidos” cumplió este 10 de mayo una década de existir. Las iniciadoras fueron los colectivos de madres organizadas en el norte del país, donde la desaparición y asesinato de mujeres era noticia internacional y la entonces recién declarada “guerra contra el narcotráfico” por Felipe Calderón Hinojosa desató una crisis de Derechos Humanos en México, como han documentado las organizaciones de la sociedad civil.
La primera marcha de este tipo ocurrió en 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde madres de jóvenes desaparecidas conmemoraron el 10 de mayo frente a la Fiscalía de Justicia Zona Norte, en la localidad fronteriza, y exigieron que los casos de sus familiares no queden en la impunidad.
Un año después, en 2012, las madres, articuladas ya en el Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos, volvieron a salir pero esta vez viajaron a la Ciudad de México para elevar las demandas al ámbito federal y con el objetivo de “sensibilizar al país”. En ese año, las primeras siete demandas de las familias fueron:
“En esta décima marcha en donde han pasado por el Poder Ejecutivo tres partidos, vemos con tristeza que dichas demandas no se han cumplido, y si se han cumplido han sido a medias. Si hace 10 años se hubiera cumplido el Programa urgente de búsqueda y un Protocolo de investigación eficaz, hoy no estaríamos aquí. No fue así. El reporte del pasado 7 de abril, el subsecretario de Derechos Humanos Población y Migración, Alejandro Encinas Rodríguez, dio a conocer que hasta ese día había 85 mil 53 reportes de personas desaparecidas. Es decir, casi siete veces más que en el 2012”, dijo una de las madres buscadoras durante la lectura del pronunciamiento.
Y agregó: “desgraciadamente, esta tragedia que ahora cobija a todo el territorio mexicano, por eso no desistimos de nuestra marcha. Mientras no tengamos a nuestros seres queridos desaparecidos seguiremos diciendo, el Estado mexicano en su indolencia y omisión, es responsable de esta tragedia humanitaria (…) lamentablemente esto también nos está mermando a las familias. Se acaba de morir una compañera que tenía prácticamente 16 años buscando a su hijo y no lo encontró. Nuestra compañera Panchita, que en paz descanse, se nos acaba de ir hace un mes”.
Aún en pandemia, las madres –provenientes de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Estado de México, Ciudad de México y Chiapas– recorrieron hoy la avenida principal Paseo de la Reforma. La protesta inició en el Ángel de la Independencia y terminó en el Monumento a la Revolución. Al interior de la República, cientos de madres también organizaron marchas locales en entidades como Puebla, Veracruz, Michoacán, entre otras.
Durante casi 2 horas de recorrido, las mujeres –muchas de ellas adultas mayores o con discapacidades físicas– gritaron las ya tradicionales consignas “hija, escucha, tu madre está en la lucha” o “¿por qué los buscamos? porque los amamos”. También cargaron lonas con cédulas de personas desaparecidas y, sobre sus pechos, todas las madres mostraron el retrato de la hija o el hijo que permanecen buscando.
Una década de búsqueda: amenazas, búsqueda y organización colectiva
Una de las iniciadoras de esta marcha es María Elena Salazar, madre de Hugo Marcelino González Salazar, que busca a su hijo desde hace 11 años. Él, un joven trabajador de 25 años de edad, desapareció el 20 de junio de 2009 en Torreón, Coahuila.
Desde 2009, María se unió al colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUNDEC–FUNDEM), surgido en el contexto de la guerra contrainsurgente de los años 70 en México. Cuando ocurrió la primera gran Marcha por la Dignidad Nacional, María tenía entonces 50 años de edad, hoy ya tiene casi 60 y sigue sin encontrar a su hijo.
“Vimos que nosotras no teníamos nada qué celebrar y teníamos que salir a la calle a gritar que nuestros hijos no estaban”, en ese entonces, recordó María, eran 20 familias organizadas que, con sus propios recursos económicos y el apoyo de otras personas, pudieron venir hasta la ciudad.
La madre de Pamela Leticia Portillo Hernández, Lourdes Herández Salazar, es otra de las primeras participantes en esta marcha. Su hija desapareció en 2010, en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua, Lo último que supo Lourdes de Pamela fue que, de regreso a su casa, fue detenida por una célula policial conformada por policía municipal, vial, estatal y militares. De acuerdo con las autoridades, se trataba de una célula clonada por el crimen organizado, ya que un militar también resultó desaparecido. En 10 años de búsqueda no ha habido más información del caso.
“No quieren buscar porque toda la información que tienen ellos pero no trabajan (…) nosotras somos las que buscamos. Nos metemos en lugares que a veces no son recomendados pero lo que queremos es encontrar un indicio que nos diga dónde están nuestros hijos”. Su vida ahora está enfocada en buscar a su hija pero la investigación propia que ella ha emprendido ha puesto su vida en riesgo: por las amenazas que recibió, tuvo que cambiar de residencia y estuvo resguardada en un casa de seguridad sin poder salir durante mes y medio.
“Yo fui quien decidí salir, porque yo estaba encerrada mientras los delincuentes seguían afuera. Tuve que pedir que no me cuidaran, porque me pusieron guardaespaldas y en realidad lo que quería el gobierno era seguir mis pasos porque”, relató. En esos años, su compañera de búsqueda, Maricela Escobedo, fue asesinada afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua, donde protestaba por el asesinato de su hija Rubí.
Otra de las participantes de la primera marcha, Claudia Irasema García Mendoza, madre del estudiante Roberto Iban Hernández García, relató que su hijo desapareció en Nuevo León el 12 de marzo de 2011, luego de que un comando armado de presuntamente policías federales lo llevaran para una investigación.
“Empezamos a salir a protestar porque el gobierno nunca nos hizo caso. De hecho han pasado presidente tras presidente pero ninguno nos ha escuchado. El tema de los desaparecidos para ellos, para ninguno es importante. Las madres decidimos organizarnos para salir a gritar justicia”, explicó Claudia sobre los inicios de esta marcha.
Sin embargo, “llevo 10 años buscando a mi hijo sin tener ninguna noticia”. Aunque ahora existe una Comisión de búsqueda, explicó Claudia, en realidad las que buscan son las propias madres, quienes llevan a las autoridades las pistas y las pruebas para que detengan a las personas implicadas y sepan la verdad sobre sus hijas e hijos.
En su caso, a lo largo de esta década ella Claudia consiguió que los responsables de la desaparición de su hijo fueran encarcelados, sin embargo, el gobierno los dejó libres por supuesta falta de pruebas. Ahora ella teme por su vida.
También en Nuevo León, un 20 de febrero de 2021, desapareció Juan Luis Lagunilla García, que era policía federal. Su familia, proveniente de la Ciudad de México, tuvo entonces que trasladarse hasta la entidad fronteriza para buscar directamente al joven, que recién se había convertido en padre de una niña.
En ese camino, la mamá de Juan Luis se encontró con el colectivo Buscadoras de Nuevo León, quien aún la acompaña. En ese entonces eran 20 familias buscadoras, ahora ya son más de 150. La madre de Juan, que marchó junto a su hija este 10 de mayo, viaja a Nuevo León al menos dos veces al mes para seguir buscando a su hijo, mientras el resto de la familia se encarga del cuidado de la hija de Juan, que, con 10 años de edad, sostuvo durante toda la marcha la manta de su padre desaparecido.
Te podría interesar...
Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
Para revisar las reglas da clic aquí