También deberán hacerlo en el enlace: https://forms.gle/wGifsM9Gsg1VSj4Q6, con el propósito de tener un censo nominal que incluya las patologías de cada adolescente por grupo de comorbilidades; lo anterior permitirá además llevar a cabo la planeación, aplicación y registro final de vacunación.
La dependencia precisa que con base en las recomendaciones del Grupo Técnico Asesor en Vacunación COVID-19 (GTAV), se ha modificado la Política Nacional de Vacunación contra esta patología infecciosa, con el propósito de incluir a personas adolescentes en el rango antes mencionado, que viven con algún padecimiento que los hace mayormente vulnerables a poder enfermar de gravedad e incluso perder la vida a causa del SARS-CoV-2.
Con información de la Secretaría de Salud Federal (SSA) y del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), las enfermedades o factores de riesgo que serán considerados en la población en cuestión se podrán consultar en este vínculo:
En este sentido, la institución de salud refirió que las enfermedades o factores de riesgo que serán considerados para tal fin son:
Condiciones cardíacas crónicas, como es el caso de enfermedad cardíaca congénita o adquirida con datos de insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial primaria o secundaria en tratamiento médico con anti-hipertensivos.
Quienes tengan enfermedad pulmonar crónica, como es el caso del asma grave mal controlada, fibrosis quística, pulmonar intersticial o malformaciones congénitas del sistema respiratorio.
Con afecciones crónicas del riñón, hígado o sistema digestivo, por ejemplo, malformaciones congénitas de riñón, hígado o sistema digestivo que condiciona un riesgo para la vida, reflujo gastroesofágico severo que puede predisponer a infecciones respiratorias, pacientes con gastrostomía, cirrosis, insuficiencia renal crónica grado tres o quienes se encuentren en terapia de hemodiálisis y diálisis peritoneal.
Así como, enfermedad neurológica crónica, por ejemplo, neurodiscapacidad y/o enfermedad neuromuscular que incluye parálisis cerebral, autismo moderado o grave, epilepsia de difícil control y con afección neurológica y distrofia muscular, trastornos congénitos que puedan afectar al sistema nervioso, esclerosis múltiple y síndrome de Down.
Además de menores con diagnóstico de padecimientos endócrinos como es el caso de la diabetes mellitus en cualquiera de sus formas y grado de control, síndrome de Addison e hipotuitario y obesidad grave.
Así también, con inmunosupresión moderada a grave, como es el caso de quienes están en tratamiento activo para tumores sólidos o neoplasias malignas hematológicas (leucemia, linfoma y mieloma), o dentro de los tres años posteriores a la curación; receptores de trasplantes de órganos sólidos o de células madre dentro de los dos años posteriores al trasplante o recibiendo tratamiento inmunosupresor, en lista de espera para trasplante, infección por VIH/Sida, entre otros.
De igual manera, a las y los que padecen asplenia o disfunción del bazo y enfermedades hematológicas, por ejemplo, la hemofilia; con anomalías genéticas graves que afectan varios sistemas y embarazo adolescente a partir de las nueve semanas de gestación.
Los SSO puntualizaron que las y los adolescentes con enfermedades que debilitan su sistema inmunológico son más vulnerables a que la COVID-19 pueda presentar complicaciones graves que ameriten hospitalización, ingreso a unidades de terapia intensiva, necesidad de ventilación mecánica invasiva o condiciones que aumentan el riesgo de morir.
La vacuna que se utilizará será la BNT162b2 de Pfizer/BioNTech que, hasta la fecha, es la única que ha demostrado seguridad e inmunogenicidad en personas de 12 años en adelante, y cuenta con la aprobación para su aplicación de emergencia por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) de México.