César Elí García
Oaxaca.-Emigrar es trasplantar a una persona, quitarlo de donde es endémico, ponerlo en un suelo ajeno. Respirar concreto es un libro que cuenta la experiencia de este trasplante, el viajero que parte del pueblo a la ciudad, la experiencia en la carretera nocturna, los pensamientos ante lo incierto. Al sueño lo aplaco con un café doble / de una tienda con anuncio verde. Sabe a metal oxidado / la luna me acompaña de copiloto / desde que Sali de un pueblo en la Mixteca.
Estamos ante el segundo poemario de Jaime Santiago, recientemente editado por El Cuajilote, una editorial independiente, que ya cuenta con al menos 7 títulos publicados. En los cuales han ensayado un reparto más o menos estable: César Sandoval como corrector de estilo, Rafael Alfonso como editor y Fausto Luna como diseñador. Aportando el Artista Plástico Rene Almanza las ilustraciones y el Filósofo y Poeta Virgilio Torres el prólogo.
Si Jaime nos cuenta en la tierra del dios pequeño, su primer libro, las andanzas en su pueblo; Teotongo. En Respirar concreto nos comparte días de juventud, como habitante de la gran ciudad; lejos de los juegos infantiles, más cercano al amor adolescente, más próximo al rock que a la banda filarmónica ¿Qué tocan tus dedos fríos María? / Imagino tus manos calzándote las medias rotas. Una vos que nos recuerda al Haragán, como banda sonora. Doy un puntapié a una lata oxidada de cerveza. Mas próximo a No tengo tiempo de cambiar mi vida de rockdrigo Gonzales, que al Dios nunca muere de Macedonio Alcalá. De repente para invocar el amor unos discretos ecos de Jaime Sabines; quisieran morir despacio, me he recetado tu ausencia.
Podemos notar que, si consideramos sus dos libros como parte de algo mayor, la directriz poética de Jaime se traza entre su infancia y su juventud, como épocas de transición de un espacio a otro, de una edad a otra. Lo que nos indica una planeación inconsciente en el recuento de su tiempo.
Sin duda Respirar concreto es un libro planteado por Jaime desde la experiencia de vida, la memoria individual y por su puesto la añoranza de la tierra de origen, en donde encontramos un registro grafico musical de una bitácora de viaje, una mirada a instantes implícitos en el transitar la carretera, los hoteles baratos, los cafés en tierra de nadie, la añoranza por el fogón materno. Para dimensionar el cariño que siente Jaime por su pasado en la actualidad toma talleres de la lengua de sus abuelos; el Chocholteco. Una lengua, que, como otras, está en riesgo de desaparecer. El manifiesto primero de Jaime es negarse a Respirar concreto.
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