Oaxaca.-Se llevó a cabo la tercera edición de Conversaciones, en el marco de la 42 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Este proyecto, surgido en 2020 con la intención de realizarse cada año, consta de una dinámica en que a tres autoras o autores se les da un tema bajo el cual escribir un texto. Luego estos textos son intercambiados entre ellos a fin de ser leídos y redactar una respuesta que ponga en diálogo sus creaciones literarias.
En esta ocasión el tema elegido fue La carne y la letra, y participaron Olivia Teroba, escritora y editora que imparte charlas y talleres sobre escritura y autopublicación; Johan Mijaíl, escritora y performer dominicana, cuyo trabajo es escritural y visual, transfeminista y decolonial; y Patricia Salinas, editora.
Fue Teroba quien inició la conversación leyendo un texto autobiográfico que parte desde la sumisión familiar a su abuelo materno, pasa por su juventud marcada por el consumo de drogas y llega a su adultez, donde la escritura marca el ritmo de su vida y su cuerpo. “Ponemos el cuerpo en la escritura”, dijo, al relatar cómo es un oficio donde se hacen numerosos sacrificios, se pasa cansancio y hambre.
Johan reflexionó sobre los cuerpos de las disidencias sexuales y de género en un mundo dominado por la heteronormatividad. “Mi cuerpo es trans, mi cuerpo no tiene patria”, dijo. “Lo único que sé dentro de esta incertidumbre identitaria es que hombre nunca he sido”. Celebró el acompañamiento de otras trans y travestis cuyas corporalidades la hacen sentir acompañada.
“Me robaron 90 mil pesos”, inició en tono doloroso el texto de Salinas, donde recuerda el amargo momento en que robaron sus ahorros del banco, el mismo día en que se anunciaba la publicación de un libro en que trabajó tres años. Su festejo fue triste, pues, como relató “lo que me robaron fue la oportunidad de ver el dinero transformado en materia o en una acción”. Así, su escrito enuncia la pérdida de su esfuerzo traducido en ahorros, y cómo se esfumaron cientos de posibilidades.
La actividad continuó con la respuesta de cada una al texto de la otra participante, donde las letras, sentires y pensamientos de cada quien se pusieron en diálogo entre ellas y con el público.
Dialogan libreras en la 42 FILO
Para atender a cada público según sus edades, intereses y ocupaciones, la 42 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) divide sus actividades en programas. Uno de ellos es el Programa de Profesionales, dirigido a todas aquellas personas que intervienen en la creación, producción y distribución de libros. En 2022 esta barra programática pone especial énfasis en el quehacer de las y los libreros, quienes en sus comercios acercan las letras a los lectores.
Sobre este tema se ofreció la mesa Desde otros espacios, librerías que forman comunidades, donde participaron representantes de tres librerías: Marah Rahab Bautista, de El traspatio; Violeta Z. Panebianco, de La Jícara; y Selva Almada, de Salvaje Feral. Moderó esta mesa la escritora oaxaqueña Karina Sosa, quien comentó tiene también un proyecto de este tipo llamado Álamo Negro, en San Bartolo Coyotepec.
Rahab Bautista explicó que El traspatio se ubica en Morelia, Michoacán, y desde sus inicios tiene como objetivo ofrecer libros de editoriales independientes, sobre todo mexicanas, así como escritos por mujeres. Surgió en un tiempo en que en su ciudad no había tiendas más allá de las de textos escolares y actualmente también cuenta con cafetería y es foro de actividades culturales.
Panebianco es propietaria de la librería La Jícara, en la ciudad de Oaxaca, dedicada a las editoriales independientes, restaurante y foro para actividades culturales. Explicó que en un inicio su idea fue dedicar un estante a cada editorial a fin de observar el panorama general de este aspecto. Además, como antropóloga, le interesaba ofrecer textos de ciencias sociales.
Almada, por su parte, explicó que Salvaje Feral se encuentra en Buenos Aires, Argentina, y busca distribuir libros creados en las provincias de aquel país ya que los generados en la capital tienen mayor difusión. Esta librería inició en formato virtual pero ya tiene una sede física. Además, organiza sus mercancías por regiones geográficas.
Las tres libreras coincidieron en que son lectoras, y como tales, sus proyectos iniciaron motivados por compartir los libros que ellas disfrutan. Sin embargo, al ser también negocios y sus medios para obtener ingresos, deben también ofertar textos aunque no sean de sus total agrado. Por esta misma razón, han tenido que combinar sus tiendas con otros giros, como cafeterías o restaurantes.
Esta mesa tuvo como objetivo dialogar y compartir experiencias que sirvan a quienes se dedican al oficio de la librería o piensan hacerlo, a fin de fortalecerse como gremio en el trabajo de acercar las letras al público.