Oaxaca.-A inicios de la década de los cincuenta del siglo pasado el artista Francisco Toledo conoció a Beatriz Natera Fernández La Chatita, era la bibliotecaria de la Escuela de Bellas Artes y el interés de Toledo por los libros hizo que su amistad creciera al pasar mucho tiempo en la biblioteca.
La Chatita, no sólo acercó los libros a Toledo cuando era adolescente, ya consolidado como artista lo ayudó a organizar acervos para nacientes bibliotecas en comunidades, y principalmente para lo que hoy es la biblioteca del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
En reconocimiento por ser uno de los pilares que, junto con el maestro Toledo, apoyó a la creación de una de las bibliotecas especializadas en arte más importantes de Latinoamérica, este 31 de agosto se colocó una placa en el Fondo Reservado de la Biblioteca del IAGO.
Beatriz Natera platicó que Toledo llegó a la Escuela de Bellas Artes de la UABJO y se acercó a la biblioteca, espacio del que nunca se separó, “siempre estuvo cerca por eso vio las carencias que había, no teníamos más de 300 libros y la universidad no tenía para más. Él consultaba todos los libros y más que tomar clases se la pasaba metido todo el tiempo en la biblioteca, desde que yo llegaba le daba las llaves, él abría y me ayudaba a acomodar”.
La Chatita cuenta que sin despedirse un día Toledo se fue y años más tarde volvió, después de haber viajado por distintos lugares, “me buscó en la Escuela de Bellas Artes, se plantó en la puerta y solo me miraba, yo vi a un persona parado mirándome, de pronto lo reconocí y le dije “condenado muchacho, no creas que por esas fachas que traes me vas a engañar”, nos dimos un abrazo muy bonito y vio que la biblioteca seguía con carencias, entonces empezó a mandar libros”.
Toledo acrecentó el acervo de libros de la biblioteca que conoció en su adolescencia, pero también comenzó a crear bibliotecas en comunidades como Teotitlán del Valle, Natera Fernández fue su cómplice en esta tarea, ella junto con Freddy Aguilar crearon la biblioteca de Teotitlán del Valle, también la del MACO, que más tarde pasaría a ser la del IAGO y la del Centro Penitenciario de Ixcotel.
“El zaguán de mi casa estaba lleno de cajas de libros, de ahí nació la biblioteca Pablo Picasso de Teotitlán del Valle, ahora está otra biblioteca, pero esa fue el cimiento. También llegaron libros para Juchitán, Pluma Hidalgo y para la cárcel”.
Para Beatriz Natera, Oaxaca cambió mucho con la presencia y visión que Toledo tuvo por la cultura y la educación, “con él me tocó buscar desde la casa, donde primero vivió y luego la convirtió en el IAGO, ahora veo cómo ha crecido la biblioteca. Oaxaca ha sido una antes de Toledo y ahora es otra, es artística, cultural, no sé qué sería si él no hubiera estado”.
El reconocimiento que la asociación civil Amigos del IAGO y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y los diferentes institutos que el artista Francisco Toledo creó es para agradecer a Beatriz Natera Fernández el acompañamiento que ha dado durante años a los espacios culturales, además de haber sido una aliada para que las bibliotecas de las instituciones crecieran.
Hoy en día el IAGO cuenta con dos bibliotecas reuniendo un acervo de 60,000 libros, una de ellas especializadas en arte y la otra resguarda la colección de libros dedicados a la literatura y poesía, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo cuenta con la biblioteca de fotografía con un acervo de 5,500 libros.
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