Oaxaca.-La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos presentó el jueves la primera denuncia medioambiental contra México por no proteger a la vaquita marina, la marsopa más pequeña del mundo y la cual está en grave peligro de extinción.
La oficina del representante (USTR por sus siglas en inglés) señaló que había pedido una “consulta sobre el medio ambiente” con México, en lo que sería el primer caso de este tipo bajo lo establecido en el acuerdo comercial T-MEC. Las consultas son el primer paso en el proceso de resolución de disputas del acuerdo comercial, que entró en vigor en 2020. De no resolverse, podría derivar en sanciones comerciales.
El Gobierno de México prácticamente ha dejado de lado los intentos para implementar una zona libre de pesca alrededor de la zona donde se cree que viven los últimos ejemplares de las vaquitas marinas. Las vaquitas se ahogan al quedar atoradas en redes colocadas de manera ilegal para la captura de otros peces, en especial la totoaba.
La representante comercial estadounidenses Katherine Tai dijo que “la USTR está comprometida a proteger el medio ambiente y solicita esta consulta para garantizar que México cumpla con sus compromisos ambientales del T-MEC” y añadió que “esperamos trabajar con México para abordar estos temas”.
Sarah Uhlemann, directora del programa internacional en el Centro para la Diversidad Biológica, comentó que “este es un gran paso que podría salvar a estas pequeñas marsopas de la extinción”.
La pesca ilegal está fuera de control en las aguas mexicanas, y la vaquita está pagando el precio más alto posible”, señaló Uhlemann en un comunicado. “Nos alegra que el Gobierno de Estados Unidos tome medidas contra México por violar sus obligaciones medioambientales y amenazar la existencia de la vaquita”.
La Secretaría de Economía de México dijo tras el anuncio de la denuncia que: “El Gobierno de México reafirma su compromiso con la correcta implementación del T-MEC y con las responsabilidades adquiridas dentro del mismo”.
Se trata de la segunda reprimenda en menos de una semana para México, que ha hecho un mal trabajo al controlar las prácticas ambientales de sus barcos pesqueros.
Es la difícil situación de la vaquita marina —de la que tal vez sobrevivan apenas unos 10 ejemplares en el Golfo de California— la que ha hecho lucir mal a México.
Las autoridades mexicanas permitieron que el grupo ecologista Sea Shepherd regresara al Golfo, también conocido como Mar de Cortés, para ayudar en las labores de conservación, sin embargo ya no permite que la organización retire las redes agalleras ilegales.
Fue el más reciente caso en el que el Gobierno mexicano pareció dar más importancia a la soberanía y a las preocupaciones pesqueras que a la protección de la especie.
Durante años, México ha dependido de los barcos de Sea Shepherd para retirar la mayoría de las redes ilegales que atrapan y ahogan a las vaquitas, mientras hace relativamente poco por combatir los violentos ataques que los pescadores furtivos lanzan a los barcos de los ecologistas. El grupo calcula que ha retirado unas mil de estas redes en los últimos seis años.
Sin embargo, los ecologistas se vieron obligados a abandonar el Golfo en enero de 2021 después de que en vísperas de Año Nuevo unos pescadores embistieron con su barco a una embarcación de Sea Shepherd; al parecer, uno de los pescadores murió posteriormente a causa de las heridas sufridas en el incidente.
Desde entonces, la labor de localizar y retirar las redes ha quedado en buena medida en manos de la Marina mexicana, que ha hecho poco para impedir que los pescadores coloquen redes para capturar totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es un manjar en China y se vende por miles de dólares el kilo (libra).
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha expresado su rechazo a la injerencia extranjera y su deseo de equilibrar los intereses de los pescadores y las especies en peligro de extinción.
En junio, señaló que no necesita que los extranjeros le digan lo que tiene que hacer o impongan sanciones contra los pescadores de la nación. Insistió que se puede llegar a un acuerdo que busque un equilibrio entre la pesca y las actividades productivas, y al mismo tiempo proteger a la especie.
Esta actitud parece ser la responsable de la decisión que el Gobierno tomó en julio de dejar de lado su política de mantener una zona libre de pesca alrededor de la pequeña área en la que habitan las últimas vaquitas.
Con información de Sin Embargo