Sus cuadros parecen entresacados de una historieta publicada en un papel barato, aquellas viñetas que han sido dibujadas de forma estereotipada para adecuarse a las condiciones de una rotativa que se encargará de reproducir muchas copias, pero Rene Almanza tiene un cariño especial por aquellas imágenes que lo han acompañado desde su infancia y adolescencia, cuando descubrió su vocación al tiempo que miraba un Memín Pinguín y la reproducción de unos bocetos para la capilla Sixtina de Miguel Ángel.

 

Acude a su memoria y recrea alguna de esas escenas de las que vio o leyó. Toma el pincel, el lápiz o el buril y conservando el pulso de la inquietud narrativa de aquellos cómics, pinta con frenesí, traza con vigor, embarra con libertad, puede lo mismo utilizar tinta china barata o el noble óleo, un pedazo de papel o una tela, en cualquiera de estas superficies se le ve cómodo, construye rostros con gestos llenos de teatralidad, dibuja cuerpos sensuales, erotizados hasta el filo de lo pornográfico deteniéndose magistralmente ante el abismo de lo vulgar, ambienta con misterio y nos deja picados con lo que va a seguir…

 

En ese momento caemos en cuenta que estamos ante un cuadro que en sí mismo ya nos ha contado una historia, la del pintor y dibujante prodigio que se autorretrata y se esconde, que es al mismo tiempo héroe y villano, detective y criminal, habitante de lo elegante y el arrabal.

 

Rene puede lo mismo evocarnos en su pintura la letra de un tango, una historieta de The Spirit de Will Eisner que a los pintores americanos de la Depresión George Bellows y Edward Hooper, con este último comparte la experiencia de ese tránsito entre ganarse la vida como ilustrador y artista independiente.

 

Para nuestra fortuna, en estos tiempos es bien reconocida la Novela Gráfica, la historieta que por ser de autor, no se somete a los tiempos de la industria y dentro de la producción de este dibujante, pintor y grabador no se descarta ningún formato.

 

Almanza nos puede seguir deleitando con las historias que habitan sus cuadros o con la narrativa gráfica de su Cleofas Kalavari, en la cual la única dificultad es pasar de página y dejar atrás el deleite de cada obra.

 

Gonzalo Rocha (Monterrey, Nuevo León, México 1979) Se graduó de la Escuela de Artes Visuales en la UANL Monterrey, como artista joven fue influenciado por el arte de las novelas gráficas, los fanzines underground y los comics.

 

En el 2000 se unió al grupo Reforma como ilustrador para las secciones políticas y culturales de “El Norte”.

 

Poco después se integró al proyecto editorial “Shinseken” en Tokio, Japón, que recogía historias de folklore de todo el mundo para ser condensadas en una colección de libros ilustrados que se publicó en 5 idiomas.

 

Desde el 2002 Almanza se ha dedicado al arte tiempo completo. Tras haberse mudado a Oaxaca en el 2003 fundó el proyecto “Arte Cocodrilo” y cofundo el estudio de gráfica “Pata de Perro” junto a Uriel Marín y David Domínges, ambos espacios independientes dedicados a promocionar las artes gráficas emergentes en México.

 

Ha expuesto ampliamente en México desde el 2002 y a partir del 2008 ha expuesto individualmente en Estados Unidos, España, Francia y Reino Unido.

 

El trabajo de Almanza puede ser encontrado en diversas colecciones privadas de México, Estados Unidos, Argentina, Chile, Canadá, Francia, España, Reino Unido, Suiza, Alemania, Italia, Holanda, Marruecos, Australia, Japón, Bangladesh, China y Vietnam. René Almanza

 

RENÉ ALMANZA UNA BRUTAL FUERZA CREATIVA

 

No es cosa de todos los días descubrir artistas que entusiasman. Y es mucho menos frecuente que ese artista posea una versatilidad y una fuerza que apabullan, que golpean la mirada y entran de inmediato al santoral mental de los memorables.

 

No tenía en el radar a René Almanza y me apena tener que reconocerlo porque se supone que mi ambiente profesional es el del dibujo. Pero por otro lado es gratificante seguir descubriendo dibujantes de esa calidad en nuestro país.

 

El internet está colmado de creadores que sorprenden. No hay manera de abarcar y menos aún procesar la explosión creativa que tenemos a la mano. Por eso el reto es desarrollar criterios que nos permitan discernir la mucha paja de las pocas agujas. Sin embargo, hablar bien del trabajo de René resulta sencillo porque tiene virtudes de sobra y muchos ángulos desde los cuales apreciarlo.

 

No hay nada que exagerar, no hay que retorcer argumentos que hagan parecer virtudes las que en realidad son carencias. Me limitaré a comentar los aspectos que como dibujante me resultan más singulares y poderosos.

 

No es un artista de una sola línea. Su curiosidad y capacidad de explorar parecen inagotables: lo mismo en el color, que en el blanco y negro o lo monocromático, lo figurativo y lo abstracto, lo geométrico y lo orgánico, un evidente dominio del dibujo anatómico que sin embargo se expande en su expresividad hacia direcciones insólitas y de un modo vertiginoso.

 

Espléndida la energía de sus manchas tanto como la delicadeza de sus líneas. El pequeño formato y el cuaderno de apuntes tanto como la obra de mayores dimensiones y de procesos más largos o el sorprendente recorrido por distintas técnicas gráficas. Tiene evidentemente un pie perfectamente bien plantado en su formación plástica clásica y otro en las revistas, los fanzines y la gráfica popular de su tiempo.

 

Posee una muy refinada intuición creativa que únicamente puede ser resultado de la combinación de un trabajo incesante y una exhaustiva observación de la obra de muchos y muy diversos artistas. Puede ser tanto sencillo y económico como elaborado y barroco, pero siempre plasmando con vigor y fuerza expresiva.

 

Es hijo de infinidad de artistas de los que es posible reconocer influencia en sus obras y sin embargo la forma en la que se eleva su voz absolutamente novedosa y un carácter único serán a su vez semilla de otros muchos jóvenes que abrevarán de su creación.

 

Admiro a los artistas que, como René, escapan de inmediato de la comodidad de sus hallazgos y se aventuran en la búsqueda incansable de la nueva obra, que hacen de la navegación por lugares sin mapa su forma de viajar en el universo creativo.

 

Asombrémonos juntos de este nuevo registro de las obras recientes de René Almanza, de su maravillosa capacidad para dibujar como viejo sabio, pero con la frescura y alegría de un crío con lápiz nuevo.

Ricardo Peláez

EXPOSICIÓN TEMPORAL GOLEM JULIO – NOVIEMBRE

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