Oaxaca.-La Barra Feminista comenzó como un pasatiempo. Algunas mujeres jóvenes de la Ciudad de México empezaron a coleccionar e intercambiar estampitas para el álbum Panini de la Copa Mundial Femenil – Francia 2019. La idea surgió después de varios encuentros: las futbolistas mexicanas demandaban una afición a la altura de sus necesidades.

La Barra Feminista integra hoy a un centenar de mujeres de perfiles diversos. Suelen acudir a los partidos de la Liga Femenil donde se esfuerzan en  apoyar a ambos equipos, sin distinción. Lo importante, insisten, es hacer que el deporte crezca. Y consolidar otro tipo de prácticas no sólo al interior de la cancha sino, también, en los campos de entrenamiento, en los medios de comunicación, en la industria deportiva.

Según la Encuesta Global de Salarios de los Deportes en el Mundo, de 2017, el salario promedio en las ligas varoniles es de más de siete millones de pesos al año, unos 600 mil pesos mensuales. Mientras tanto, el salario promedio en la liga femenil es apenas de tres mil 500 pesos mensuales; mil 686 pesos por debajo del salario mínimo actual.

Además, los problemas que enfrentan las jugadoras existen dentro y fuera del fútbol. La desigualdad en el deporte se acentúa en la desigualdad que viven las mujeres en el espacio público desde que son niñas. Y la violencia de la afición masculina se asemeja a las violencias del espacio doméstico.

Por eso, esta es una historia sobre fútbol, pero no sólo sobre fútbol.

Es la historia de cómo, frente a los estereotipos, la desigualdad de las condiciones de las jugadoras profesionales, el acoso en los estadios y otros problemas similares, un grupo de mujeres ha decidido organizarse para construir espacios más seguros y celebrar a otras mujeres que admiran y abren brecha en el fútbol para ganarle al patriarcado en su propia cancha. 

Con información de Luz Saavedra, estudiante; Carlos Acuña, mentoría / Corriente Alterna