Oaxaca.-La noche del viernes 2 de septiembre la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas a un numeroso público –niños y jóvenes incluidos-- para escuchar a la Orquesta Iberoamericana que dirige la maestra Lizzi Ceniceros, que ofreció un concierto de música mexicana contemporánea, con la saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos como solista invitada.
Una voz en off resonó en la Sala para dar una festiva bienvenida al público que busca retomar la vida cultural de la ciudad luego de la emergencia sanitaria -por lo que fue riguroso el uso de cubreboca y gel antibacterial--, mientras que la directora Lizzi Ceniceros invitó al público a disfrutar el concierto con las medidas sanitarias, pero con toda la libertad para gozar y disfrutar.
En el escenario, la Orquesta Iberoamericana –formada por cuatro violines, cuatro violas, dos violonchelos y un contrabajo, aderezada con un piano, una batería y un saxofón— inició la noche con la interpretación de No hagas un tango, de la compositora aguascalentense Nancy Aguayo.
Luego vinieron tres estrenos mundiales: Fluir festivo, de Géminis Tercero (Adalberto Guerrero), compositor de San Luis Potosí; la muy esperada Saxo y cuerdas al anochecer, de Patricia Moya, con Elena Ríos al saxofón; y Homenaje y profanaciones, de Carlos Alejandro Ponzio de León. Correspondió cerrar la sesión a Cuatro elementos, de la sonorense Nubia Jaime Donjuan, y Fantasía a Hermilo Novelo, obra del violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional, Raymundo Moro.
Como en pocas ocasiones, la directora Lizzi Ceniceros invitó a los propios compositores presentes en la sala a compartir su experiencia acerca de sus respectivas obras, creando así un ambiente casi didáctico que motivó al público a integrarse y ofrecer generosos aplausos luego de cada interpretación.
Noche de saxofón y cuerdas
En su momento, la compositora Patricia Moya, autora de Saxo y cuerdas al anochecer, comentó haberse consternado con el intento de feminicidio que sufrió en 2019 la saxofonista oaxaqueña, cuando fue atacada por un individuo arrojándole ácido en la cara. Ello la motivó a escribir la pieza a fin de que fuera interpretada por la propia saxofonista.
María Elena Ríos comentó: Conocí a la compositora Patricia Moya --y la obra que estrenamos-- como lo que es: una mujer poderosa, que me inspira. Y estar en el Palacio de Bellas Artes estrenando esa obra que ella escribió para mí, es muy importante, porque me doy cuenta que me hace sentir viva, luego de las situaciones que padecí en los últimos tres años, que me hacían sentir sin ganas de vivir.
Y dijo: Pero cuando veo gestos como el de la compositora y al público abarrotando la Sala Ponce, escuchándome en el saxofón, sin duda es lo que me impulsa a seguir adelante, porque entre toda esa obscuridad siempre debe de haber una luz de esperanza…”.
Luego recordó: Cuando tenía nueve años y tuve mi primer saxofón soñaba con algún día tocar en el Palacio de Bellas Artes. Yo no conocía el Palacio ni como público, esta es la primera vez que vengo y como artista eso me hace feliz.
“Me parece muy importante que instituciones y recintos tan simbólicos e importantes como el Inbal y el Palacio estén abiertos a todos los artistas, sobre todo para las mujeres, porque sabemos que en cuestión artística los espacios siempre son menos para las mujeres. Por eso cuando iniciamos este proyecto con la compositora pensamos que debía ser dirigida por otra mujer y afortunadamente eso se dio con la Orquesta Iberoamericana y Lizzi Ceniceros como directora”, dijo.
Todo este proyecto –agregó Elena Ríos-- me hace sentir liberada, porque la música para mi tiene ese objetivo: purificar el alma, y eso me ayuda a continuar adelante, porque ahora toda la angustia que he vivido, a raíz del atentado, quiero dejarlo atrás.
“La violencia y la música son cosas muy diferentes, aunque sabemos que las mujeres somos sobrevivientes de muchas violencias. No quiero ser más la víctima que debe estar encerrada y sufriendo, quiero liberarme a través de la música, eso es lo más importante para mí ahora y me gustaría que esto fuera un aliciente para todas aquellas jóvenes que se preparan en las escuelas para dedicarse a la música”.
Del estreno de la obra, comentó: “Coinciden los tiempos. Estuve ahí en el escenario tocando el estreno de Saxo y cuerdas al anochecer, de Patricia Moya, justo cuando aquí en la Ciudad de México está cayendo la noche. Me concentré en la interpretación para dar vida a ese tormento de la noche, cuando los artistas empezamos a idear el montón de cosas”.
El concierto de la Orquesta Iberoamericana formó parte del ciclo Música de Cámara, organizado por la Coordinación Nacional de Música y Ópera, como parte de la estrategia #VolverAVerte de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal)