Oaxaca.-El doctor Héctor Alejandro Cabrera fue detenido el 16 de febrero de 2020 muy cerca del aeropuerto de Miami
El gobierno de Estados Unidos ha pedido la “deportación inmediata” de Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, el primer mexicano acusado de espionaje en ese país. La solicitud tendría efecto una vez que el científico oaxaqueño cumpla la sentencia que le imponga el juez el próximo martes.
Se tuvo acceso a la petición de deportación del mexicano que confesó haber espiado para el gobierno de Rusia, un reporte carcelario de buena conducta y 10 cartas escritas por familiares y científicos de varios países, quienes al igual que la Fiscalía estadunidense quieren que sea puesto en libertad y regresado a México.
Las razones del gobierno de ese país es que los cargos lo ameritan: “El acusado estaba bajo la dirección y el control de una persona que se cree que era un funcionario del gobierno ruso. La forma en que el acusado se comunicó con él, en este caso es consistente con las tácticas de los servicios de inteligencia rusas para detectar, evaluar, reclutar y manejar activos y fuentes de inteligencia”.
Cabrera ya conoce la noticia. “Recibí un Aviso de intención de solicitar la expulsión judicial el 9 de junio de 2022”, dice en un documento al que este diario tuvo acceso. También ha renunciado al derecho a una audiencia ante un juez de inmigración o cualquier otra autoridad para intentar permanecer en ese país.
Aunque la sentencia se dictará el próximo martes 21 de junio, la Fiscalía ya ha publicado una petición para su deportación inmediata a México. En este documento exponen que Cabrera ingresó a Estados Unidos con una visa B1, de turista.
Por otra parte, en las 10 cartas enviadas al juez Donald M. Middlebrooks, el mismo Cabrera se sincera y acepta responsabilidades: está pagando muy caro el delito de haber aceptado trabajar para el gobierno ruso.
Victor Serebruany, profesor de Neurología en la Universidad Johns Hopkins, señala que el mexicano “es un líder natural, pero confía demasiado en la gente. Está claro que su exposición mundial lo hace vulnerable a las malas personas para aprovecharse de él y usarlo”.
Su madre Lucilla Fuentes, escribe desde Espinal, Oaxaca, el pueblo de 8 mil habitantes donde nació: “Ahora le pido a Dios que sigas volando y persiguiendo lo que amas y que te dejen seguir aportando conocimiento a la humanidad”.
Desde una computadora al otro lado del mundo, el profesor del Departamento de Física de la Universidad de Hong Kong, Luis Roberto Flores Castillo, le dice al juez: “Creo que es una pérdida para todos que, precisamente en un momento en que hay una necesidad tan apremiante de trabajo e investigación médica, a Héctor se le impida ayudar”.
El doctor Héctor Alejandro Cabrera fue detenido el 16 de febrero de 2020 muy cerca del aeropuerto de Miami, cuando estaba por tomar un vuelo a la Ciudad de México. En ese entonces se revelaron pocos detalles en su expediente judicial. Ahora, de cara al veredicto, empiezan a salir.
En un requerimiento de deportación, cuentan que el científico mexicano recibió la orden de otro espía ruso: tenía que rentar a través de un intermediario un departamento en el condado de Miami-Dade, para llevar a cabo labores de inteligencia.
Ahí vivía su objetivo, un agente del gobierno de Estados Unidos.
Otra de las operaciones que tenía que llevar a cabo Héctor, y que ya había cumplido, era recopilar información sobre un vehículo de un funcionario estratégico del gobierno estadounidense. El oaxaqueño siguió sus movimientos e informó la ruta y los lugares donde se estacionaba.
La acusación judicial no teme en mencionar a uno de los gobiernos más poderosos del mundo, pues señala que el mexicano fue un “agente extranjero” que realizaba labores de espionaje en Estados Unidos para el presidente Vladimir Putin.
Un espía insospechado
La historia de Cabrera parece una auténtica serie de televisión de espías: era licenciado en microbiología y tenía una maestría en biología molecular en la Universidad Federal de Kazan en Rusia. Después obtuvo un doctorado en microbiología, bioquímica y biología humana de la Universidad de Guissen en Alemania y un posdoctorado en la universidad de Duke-NUS, en Singapur.
Al momento de su detención, el científico mexicano era investigador senior en el Centro Nacional del Corazón en Singapur, donde se especializaba en cardiología molecular. También era consultor de investigación en pruebas genéticas en OME Wellness en Israel y director en el Centro de Biotecnología del Tecnológico en Monterrey en México. Cabrera era un espía insospechado.
Por si ese curriculum no fuera suficiente para esconder su otro trabajo de espía, también presidía una fundación llamada “Más investigadores científicos para Oaxaca”, la cual se dedicaba a ayudar a jóvenes a través de becas y colaboraciones de investigación.
Lo único que lo ligaba con Rusia era una maestría que había cursado muchísimos años atrás.
Luego de dos años en prisión, Héctor Cabrera se declaró culpable ante una corte de Miami. Negoció un acuerdo con la esperanza de reducir su sentencia: hoy el máximo posible sería 10 años en una cárcel federal.
Es por esto que la defensa de Cabrera presentó un recurso que ha funcionado a otros reclusos: enviar cartas al juez para intentar sensibilizar. Así se han logrado diversas reducciones de sentencia.
Con informacion de megalopolis.com