Nallely Guadalupe Tello Méndez
Oaxaca.-En días pasados se presentó en la ciudad de Oaxaca el libro “Relatos de vida comunitaria. Voz Xhidza estudiantil”, resultado del trabajo de las y los estudiantes de la Licenciatura en Ingeniería Comunal del Centro Universitario Comunal de Santa María Yaviche. Publicado por Kieru Kass -editorial comunitaria- y por el colectivo editorial Casa de las Preguntas -editorial independiente-, incluye ocho artículos.
En el primero “Una historia mal contada” podemos conocer algunas versiones sobre el origen de Santa María Yaviche y los retos que alguien que tuvo que salir de su comunidad tiene para aprender la lengua de sus abuelos al volver. Las múltiples historias que se cuentan alrededor del Bëni Guía -guardían del monte- llevan a Rafael Antonio Díaz López a hacerse preguntas del porqué la historia se cuenta de una manera o de otra. Hacernos preguntas es mucho más favorable para aprender que tener respuestas, y este texto lo ejemplifica muy bien.
En “Vida ancestral” Jeniffer Flores López también nos comparte sobre la fundación de Santa María Yaviche y nos demuestra su preocupación por cómo el paso del tiempo está afectando las dinámicas comunitarias. Cito: “¿Qué nos pasó? Teníamos una vida que ahorita anhelamos volver a tenerla, esa paz, esa tranquilidad, esa armonia, todo se está perdiendo; la tecnología nos arrabata la paz, la tranquilidad, los juegos tradicionales, las platicas con los abuelos, el campo (…)”
En los textos “¿Trapiche de madera o molino de motor?” de Wilson Guliber Martínez Ramos y “El trapiche: un espacio de convivencia” de Yair Pérez López, se nos comparte cómo se dio el tránsito entre esas herramientas y la importancia de la panela en su comunidad, pero principalmente nos comparten cómo el trabajo en Santa María Yaviche articula, distrae, genera convivencia, comunidad misma.
En “Tepache, más que una bebida” Zaraida Martínez Domínguez nos muestra que en San Juan Yaeé el tepache no solo se toma si no que funciona como un potente herbicida y nos hace pensar sobre estos saberes comunitarios que son mucho más sanos y amables con la tierra.
Diana Santiago Martínez en “Un día sin megáfono” nos habla de la relevancia del megafono para su comunidad -Tanetze de Zarágoza- pues por ahí se hacen desde anuncios de comida hasta de búsqueda de niñas o niños a quienes sus familiares no encuentran.
La autora también nos propone al megáfono como una herramienta pedagógica pues “el megáfono es enseñanza y serviría de estrategia para revitalizar nuestra lengua, que los niños de la comunidad aprendan zapoteco mediante los anuncios, que no dejemos atrás nuestro zapoteco”.
En “El don de la verdad” Donají Velasco Hernández y Sandra López Hernández nos hablan sobre la importancia de la espiritualidad en la vida comunitaria y nos comparten qué son y cómo se realizan una limpia y recogida del alma. Con ellas podemos reflexionar en cómo la ciencia médica nos fragmenta pensando que una cosa es el cuerpo físico y otra es nuestra emoción. Está fragmentación no existe en la sabiduría comunitaria porque entendemos que somos un todo y que una cosa siempre está interconectada con otra.
El artículo que cierra este libro se titula “El respeto, un valor en agonía” y está escrito por Daniel Márquez Yescas quien nos dice que éste “es un elemento base en la construcción de la vida cotidiana, con justicia y educación entre sus diferentes grupos sociales” y señala: “Parece chiste, pero nos vendieron una idea de “desarrollo”, una idea de “educación”, nos dijeron que para desarrollarnos como comuidad debíamos acoplarnos a su modelo, desechar el conocimiento ancestral, para ser “alumbrados” con el conocimiento occidental”.
Vale la pena destacar que en cada uno de estos artículos podremos encontrar palabras o algunos párrafos escritos en Xhidza -zapoteco del Rincón, en la Sierra Norte-. Este libro, que caminó con el acompañamiento de Susana Vargas del Ciesas Pacífico Sur es un aliciente para recuperar nuestra historia y ponerla en diálogo con nuestro presente. Búsquenlo en Librespacio La Jícara.