Los nuevos árboles —framboyanes como los anteriores— han tomado el lugar de aquellos que por más de 40 años compartieron su sombra con los oaxaqueños, y que terminaron por secarse debido al estrés, la radiación solar y la falta de cuidados y mantenimiento que ayudaran a prolongar su vida.
A pesar de los esfuerzos realizados por salvar a los framboyanes, nada se pudo hacer, pues el deterioro por la pudrición texana, causada por el hongo Phymatotrichum omnivorum, era irreversible, y el estado de los árboles ya representaba un riesgo para la ciudadanía debido a su ubicación, pues el andador turístico es un sitio muy concurrido.
En días previos a la siembra de estos cuatro árboles, se retiraron los ejemplares secos de manera coordinada; se dio un manejo integral a las jardineras al retirar la tierra contaminada, se desinfectaron y se puso nuevo sustrato enriquecido con minerales y abonos. Ahora, el compromiso de la sociedad civil y las autoridades locales es el de continuar con los trabajos de cuidado que permitan el pleno desarrollo de los framboyanes recién plantados.
Félix Piñeiro, coordinador de Medio Ambiente FAHHO, explicó que para la siembra de los árboles se tomaron en cuenta dos aspectos importantes: uno, que fueran de la misma especie del resto de los árboles que comparten esta jardinera y dos, que se respetara la arquitectura del paisaje, ya que las dimensiones que alcanzan los framboyanes se integran adecuadamente con la majestuosidad del templo de Santo Domingo de Guzmán.
Con esta siembra la FAHHO refuerza su compromiso con el cuidado del arbolado urbano que impulsa desde 2006. En 16 años esta Fundación ha logrado la plantación de más de 1,200 árboles tan solo en el centro de la ciudad, y ha facilitado el reemplazo de dos árboles históricos que cayeron, en 2020 y 2021 respectivamente.
Quienes integran la FAHHO están convencidos de que los árboles de la ciudad son una prioridad y que su cuidado se sustenta en el vínculo entre las personas y el espacio reconocido como público.