Oaxaca.-“Como creador es responsabilidad nuestra la de preservar a través del trazo, del canto, lo que nuestra cultura alguna vez fue, es y seguirá siendo “, expresa el joven pintor Carlos Bazán Ramos, en su encuentro con la actriz oaxaqueña nominada al Oscar, Yalitza Aparicio.
Tertulia en la que los dos jóvenes artistas mixtecos conversaron sobre como el raudo camino al reconocimiento nacional e internacional surge siempre por mantener arriba la capacidad para serle fiel al origen y al origen de los sueños.
Teniendo como plataforma el canal de You Tube de la intérprete de películas como Roma (de Alfonso Cuarón) y la muy próxima a estrenarse, Presencias (dirigida por Luis Mandoki), Aparicio Martínez recordó que su amistad con Bazán data de años atrás, pues el pintor fue compañero de clases de su hermana en la universidad, instancia educativa que el artista no concluyó , pues en sus propias palabras, aunque sus padres le dijeron que si no estudiaba una licenciatura se iba a morir de hambre, el nativo de San Cristóbal Suchixtlahuaca siempre supo que su futuro no estaba hecho para vivir separado del dibujo y el color.
En su papel de entrevistadora de un canal personal que acumula más de ocho millones de visualizaciones con tan solo 76 videos, Yalitza remitió sobre la obra de su paisano lo fuerte y claro que le resulta su inspiración sobre lugares, paisajes y pueblos donde los dos crecieron. La nativa de Tlaxiaco celebró el talento de Carlos y que su ausencia de clases en la universidad, haya resultado en una carrera pictórica en la que el artista además del gran éxito obtenido hasta ahora, este despegando hacia lugares aun insospechados.
La intérprete recordó la fructífera colaboración que Bazán tuvo con la serie de televisión estadounidense Party of Five, al pintar los mágicos fondos y las muy latinas sensaciones de los anuncios y espectaculares promocionales que en el 2020 anunciaron la exhibición de la serie. Los cuales colmaron espacios públicos míticos como las pantallas del Times Square en Nueva York, o los más variados puntos de la geografía de Los Ángeles, California.
Ante el advenimiento de la fama, del prestigio, de la adulación, Carlos Bazán puntualizó que aunque el entorno pueda empezar a absorberte y las ambiciones de otras personas a envolverte, el corromperse no puede ser una opción. “Sigamos regresando a los orígenes, abrazar nuestra identidad, nuestros rasgos físicos. Nosotros mismos somos el recuerdo más evidente de lo que somos”, definió el artista sobre una herencia indígena inalienable que ha llevado a Yalitza a protagonizar la portada de publicaciones internacionales como Vogue, Vanity Fair, The Wrap y W Magazine. “La sangre que corre por las venas, es complicado que alguien se la quite”, precisó Aparicio sobre una autenticidad de los pueblos originarios a la que Bazán definió como “un estandarte del que hay que mantenerse orgulloso siempre”.
A continuación, la actriz y el pintor reflexionaron sobre que al final en el arte y la expresión, es el trabajo el que habla. Al respecto Carlos consideró que el pintor tiene muy poco que explicar sobre su obra, pues es en la fuerza y decisión de su trazo sobre las que debe recaer la responsabilidad de armar un discurso y un lenguaje. “Las puertas de la plástica mundial han sido abiertas a los oaxaqueños por los mismos oaxaqueños”, definió el pintor sobre un panorama pictórico mundial en el que poco a poco todo va encajando para que más artistas paisanas y paisanos vayan insertándose en el concierto del arte universal.
A pregunta expresa de Yalitza, Bazán respondió que no trae consigo un parámetro único para su proceso de creación, el cual puede desarrollarse en días, meses e incluso años. Ponderó que son la experimentación y la búsqueda lo que pictóricamente lo sigue moviendo. Que, si bien en la plástica la academia puede resultar básica, lo es aún más la pesquisa creativa con la que vayas forjando tu propio camino. Ese en el que encuentres tu voz natural y real. Esa voz en la que los golpes enseñen y los recuerdos de vida se acumulen para transformarse en colores, conocimientos, alegrías y también tristezas.
Yalitza Aparicio se declaró entonces una fanática de los colibrís, aves sabias y polinizadoras de vida que hasta ahora han ocupado un lugar central en la obra de Bazán. “La naturaleza ha sido una gran maestra. Los mezquites, los atardeceres, los árboles, las montañas. Todo eso nutre, todo eso me ha llevado a estar claro que yo no soy solo yo, sino soy parte de algo más grande”, informó el artista chocholteca en palabras con las que una conmovida Aparicio se mostró de acuerdo.
Fue en ese momento en el que la también maestra de preescolar invitó al público a conocer la obra de Carlos Bazán Ramos, dispersa y existente por galerías de la Ciudad de México, Texas, Monterrey y California.
En una estampa de complicidad y camaradería, los dos jóvenes artistas mixtecos, surgidos en contextos en los que tal vez muy pocos avizoraron el reconocimiento internacional que hoy poseen y por el que continúan luchando, concluyeron que todo el mundo tiene un mundo dentro, y que el camino a poder reconectarse con él es aprender a nombrarlo siempre.
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