Oaxaca .- Malinali Yuma García Díaz, quien nació en Guelatao de Juárez, señala que su obra representa al ser humano como ciudadano del cosmos con las raíces firmes en la madre tierra, la Diosa Centeótl, la que da vida a través de su soplo.
O como la Quetzalcóatl, la mítica serpiente emplumada, el Dios más poderoso para los teotihuacanos, mexicas, toltecas, olmecas y mayas, aunque para estos últimos se denominara Kukulcán, y que representa la dualidad entre la condición física del hombre, por su cuerpo de serpiente, y su parte espiritual, por sus plumas.
Malinali Yuma García Díaz, nativa de Guelatao de Juárez, es la artista ganadora del concurso de la imagen oficial de la #Guelaguetza2023 con la obra “El Festejo de Centéotl”, señala que su obra retoma valores identitarios y es parte de un movimiento artístico y cultural que se gestó en la década de los años 70 en la Sierra Juárez y que ha continuado vigente en las nuevas generaciones.
La Diosa Centeótl o Cintéotl, antigua deidad azteca, era considerado protector del maíz. Su nombre este conformado por centli, significa grano, y por teotl que significa dios. Su género puede ser femenino o masculino, da soplo y vida a los hombres y mujeres de Oaxaca, a las diferentes culturas de esta tierra. La Diosa Centeótl preside las fiestas de la Guelaguetza.
García Díaz trabaja desde hace más de 10 años en las artes plásticas, el diseño y diversas expresiones culturales, estudió Comunicación y tiene una especialidad en emprendimientos culturales en la Sierra Juárez y en otros lugares del estado.
Guelatao fue fundamental para su desarrollo artístico y su educación de niña para estar en contacto con expresiones de artes plásticas, cine, fotografía y antropología, y que tienen que ver con temas sociales “porque hubo un movimiento desde 1980 que empezó con la Trova Serrana, encabezada por el maestro Jaime Luna, con mi padre, Víctor García y Ángel García”.
En entrevista señala que de la Trova Serrana comenzaron con el proyecto “Comunalidad” en el cual se involucraron a todos las niñas y los niños en ese entonces “de ahí se fue creando, no nada más en mí, sino en todos nosotros, en mi generación, el amor por la cultura, el arte por las expresiones comunitarias, sobre todo por defender de alguna manera nuestra cultura”.
Relata que el zapoteco de la Sierra Juárez se perdió en la generación de su abuela “a nosotros se nos negó la posibilidad de hablarlo porque cuando mi abuelita, que sí lo hablaba, sufrió mucha discriminación, entonces sus hijos ya no lo aprendieron, ni sus nietos. Entonces, de alguna manera estas expresiones culturales también son una forma protesta que motiva la pintura, el hacer cine, radio y televisión comunitaria. Es una protesta pacífica de decir nosotros también somos serranos, somos indígenas, pero nos fue negada nuestra raíz. Porque nos negaron el uso de nuestra vestimenta y de nuestros textiles y nos negaron nuestra lengua”.
“Cuando llega la “modernidad” a Guelatao se comienza a discriminar a la gente que usaba ropa de manta y que hablaba su lengua. Estoy hablando de 1970 a 1980 cuando en las escuelas te obligaban a hablar español”, explicó.
“Inclusive nosotros de alguna manera también crecemos un poco como perdidos. A mí lo que me ayudó fue el arte como una manera de volver a encontrar mi raíz, a retomarla y a estar orgullosa de ella y decir este es mi camino. De alguna manera retomar todos esos valores identitarios y comunitarios”, añadió.
Considera que actualmente toda su generación ha creado un movimiento muy interesante y que tiene una voz muy fuerte “aunque Guelatao es un pueblo de 400 personas tenemos la fortuna de tener el Cine Too, que es un proyecto del pueblo, el cine pequeñito o cine encantado, tenemos la galería”.
Malinali Yuma dice que este movimiento es una manera de organización comunitaria en la que se involucra a todo el pueblo, se educa a la niñez en comuna. Guelatao tiene muchos años con solo 400 habitantes y esta falta de crecimiento de la población tiene que ver con los usos y costumbres “no pueden venderse las tierras a personas que no sean de la comunidad”.
Para el desarrollo de este movimiento cultural en Guelatao fue muy importante la radiodifusora que fue una de las primeras en transmitir en zapoteco y en difundir la música de la zona, así como en la transmisión de la Copa Benito Juárez de Basquetbol que cada año reúne a cientos de equipos de la región.
Malinali Yuma comenta que con la pandemia la gente volvió a sembrar “mucha gente dejó su trabajo y regresó al campo, al maíz, a la cosecha, o la siembra de frijol, calabaza, lechuga, todo tipo de siembra, y pues fue algo muy bello. Allá no hubo muertes por Covid-19 y creo que también tiene mucho que ver con la alimentación y por una manera de organizarnos bastante eficaz.
Sobre su obra “El Festejo de Centéotl” señala que es el resultado de una autoexploración, “siempre me ha llamado muchísimo la atención las expresiones artísticas, el teatro, la música, la danza, la pintura, la fotografía. De alguna manera yo siempre he estado tratando de explorarme a mí misma en todos estos campos”.
“Nunca quedo totalmente satisfecha con lo que hago, siempre siento que le hace falta algo más y creo que precisamente eso es lo que me ha motivado a estar buscando nuevas técnicas, nuevas formas de expresión. Siempre estoy tratando de buscar la raíz en todo y regresar a nuestra a raíz”, señaló.
Como oaxaqueña, dice, “me duele mucho la discriminación, cómo nosotras mismas somos racistas con nuestra propia gente. Y aparte pues yo me llamo Malinali, es el nombre de la Malinche, entonces de alguna manera es reivindicar esta parte de la gran calumniada”.
Ahora dice, su arte se enfoca en “amarnos como cultura, fortalecer esta parte de la raíz para poder ser mejores seres humanos. Esta pieza representa a nuestra madre, a la creadora que está dando vida a través de su soplo, que también tiene que ver con la materialización de la voz, lo que digo lo materializo”.
También tiene que ver, dice, con que “te está cuidando, te está alimentando te está dando todo y entonces es como un jolgorio, una algarabía que sale volando a través de su palabra. La noche es muy importante porque de alguna manera nosotros éramos una civilización estelar, entonces estábamos muy conectados con las estrellas, con las pléyades. Teníamos muchos instrumentos para leer el cielo y es algo que quiero dar a entender: que somos cosmopolitas, ciudadanía del Cosmos no solamente del mundo, ni siquiera de una ciudad ni de un estado sino cosmopolitas, como la de Quetzalcóatl que primero está en la tierra para después estar en el cielo”.
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