Oaxaca.-Con lo que gana un profesor de asignatura en cualquiera de las universidades públicas del país no le alcanza ni para comprar el 0.5 por ciento de una canasta básica alimentaria. En esa condición están más de 3 millones de profesores en el país, asegura un estudio de la Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM.
“Este es un análisis que hacemos, que no es el primero, para saber no solo las condiciones laborales de los profesores de la UNAM, sino de todo el país”, aseguró el economista con estudios de doctorado David Lozano, coordinador del Centro de Análisis Multidisciplinario, en una entrevista en el programa Momentum de este 24 de enero.
“Este estudio toca una parte muy sensible de la UNAM, que no toca pero que afecta otras crisis como la que existe respecto al plagio y demás; es la base de la parte académica”.
El Reporte de investigación especial 135 mide los cambios en el poder adquisitivo del salario de las profesoras y los profesores en la UNAM desde 2001 hasta 2021 y desde entonces se ha ido actualizando. Esto les permitió observar una tendencia salarial que, según dice el doctor Lozano, data de los años ochenta.
Una política de los neoliberales fue incrementar menos los salarios a todos los académicos. Esto fue acumulando una pérdida del poder adquisitivo. La diferencia entre entonces y ahora es brutal, notamos una pérdida de 160 por ciento del poder adquisitivo. Esto no solo es responsabilidad de los gobiernos federales, sino de las mismas autoridades universitarias. Un ejemplo es este año, que nos ofrecen un incremento de 4 por ciento, mientras que al área administrativa se le incrementa el siete por ciento. Es un maltrato a los académicos y a los investigadores”.
Los bajos salarios no afectan solo a los académicos de la “máxima casa de estudios”, que tiene uno de los pagos de salarios más bajos a nivel nacional, sino que se replica en otras universidades. Según los datos analizados, entre el 70 y 85 por ciento de los docentes de las universidades públicas del país no cuentan con una situación contractual que les dé certeza laboral, sino que tienen contratos eventuales en los que cobran por las horas que pasan frente a grupo, que suele rondar entre los mil 200 y los mil 500 pesos al mes.
El problema no solo abarca a la UNAM, sino a otras como la Autónoma Metropolitana, la UAM; la Nicolaíta de Michoacán, las Benito Juárez, la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Nuevo León, entre otras. En la mayoría de las instituciones públicas de educación superior del país tienen una condición laboral que no corresponde ni con los niveles de preparación ni con los resultados ni con el valor de las investigaciones que se hacen en ellas.
¿Ustedes creen justo que los científicos, los investigadores, todos los docentes de las universidades de este país merezcamos ingresos de este tamaño, mientras que hay funcionarios que en los desayunos del Consejo Técnico, Universitario gastan entre 4 mil y 5 mil pesos en una sola comida?”.
“O trabajas en otras tres universidades o en alguna institución pública o en otros trabajos para completar la quincena, porque un maestro no solo gasta en transporte: compras libros y un montón de materiales para apoyarse académicamente para las clases. Así, con este salario, no te alcanza. No vives con lo que ganas de profesor. Hay compañeros académicos que entran a dar clases a las siete de la mañana, salen de la Universidad, se van a otro lugar, trabajan 6 o 7 horas y regresan a otra escuela, privada o pública, a dar clases y regresan a su casa a las once de la noche”, aseguró el investigador.
Antes de acabar su intervención en el programa de Momentum, el académico de la Facultad de Economía lanza una advertencia sombría para la educación pública en el país:
Si la situación no cambia, no se quejen después, ni la sociedad ni las autoridades universitarias ni el propio gobierno, si tenemos más allá de una rebelión en las universidades de este país, porque ya no podemos más. El semestre pasado no nos pagaron. No se conformaron con decirnos que era por el Espíritu Universitario, que aguantáramos, ahora nos van a pagar menos de lo que subió la inflación. Llegamos a un punto en donde al rato nadie se puede quejar si les quitamos la Universidad y no se las volvemos a regresar. ¿De qué nos van a acusar? ¿De ser una bola de académicos violentos que piden que se les pague mejor, que toman las universidades, que no quieren dar clases de forma gratuita y en la que nos pagan 75 pesos la hora?”.
Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.
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