Oaxaca.- El despojo, la contaminación, la escasez y la defensa son factores comunes que reunieron a más de medio centenar de mujeres en Oaxaca. Llegaron desde Guatemala, los valles y la selva de Chiapas; desde la sierra norte, la mixteca, la costa y el territorio ikoots en Oaxaca. Compartieron testimonios, experiencias y motivaciones para seguir adelante en la exigibilidad y protección del líquido vital.
En el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena, a celebrarse el 5 de septiembre, se llevó a cabo el tercer encuentro: “Mujeres, Agua y Vida Comunitaria“. Ellas, mayas, tseltales, tsotsiles, zapotecas, mixtecas, ikoots, viajaron por más de 10 horas (las que menos) y hasta 15 horas, entre curvas, cambios de clima y cansancio. Nada importó porque querían llegar a compartir sus ideas, motivaciones, experiencias y aprendizaje. El objetivo: generar un intercambio y articulación entre mujeres defensoras para el cuidado colectivo y la defensa del agua.
Ellas fueron las invitadas a enriquecer este espacio con reflexiones sobre los procesos territoriales en los que participan. El panel de experiencias de mujeres estuvo moderado por Beatriz Gutiérrez, del Istmo de Tehuantepec, quien criticó la forma en que se ha mercantilizado el agua.
Concepción Rocche Batzin, de la organización Mujeres Tzútujiles, semilla ixíja´tz de San Pedro la Laguna, Sololá, quien participa en la defensa del lago Atitlán en Guatemala, denunció que en su territorio de origen hay muchas amenazas debido al llamado “Plan maestro, agua limpia o mega colector”, que cuenta con un presupuesto de 300 millones de dólares y que pretende traspasar el lago a donde están los cultivos de palma africana. A pesar de la organización en defensa del agua, el proyecto no ha sido cancelado y mantiene un riesgo vigente. Además, señaló que en Guatemala no existe una Ley de Agua que respalde a las comunidades. Las compañías no pagan el agua, pero las comunidades sí lo hacen. También ha sido una lucha para expulsar la minería del territorio, lo que ha provocado muchas enfermedades entre la población. “Lo que hacen las empresas es dejar estéril a la madre tierra”, afirmó.
Paulina Juárez León, originaria de Las Maravillas, Berriozábal, Chiapas, continuó la exposición para denunciar que, aunque en el territorio que habita hay suficiente agua, la calidad no es óptima para el consumo humano. Ella es monitora de calidad de agua y ha sido testigo de la presencia de heces fecales en el recurso líquido. “Chiapas ha tenido muchas muertes debido al agua contaminada”, señaló. Agradeció el apoyo de la organización Cántaro Azul, que ha implementado mecanismos para conocer la calidad del agua y su purificación.
Maribel López, secretaria de la Asociación de Patronatos de Agua del Municipio de Sitalá (APAMS), Chiapas, expuso que en la comunidad donde vive hay muchos problemas con el agua, principalmente la contaminación que provoca diarreas y dolor de estómago, y acusó que “ha habido muchas muertes de niñas y niños en esas comunidades”. Además, enfrentan la escasez del recurso, por lo que la población ha decidido formar una organización para llevar a cabo la gestión comunitaria del agua y defender los derechos de las mujeres, ya que en la mayoría de las comunidades “no tenemos derecho a levantar la voz o hacer lo que debemos por nuestras necesidades”.
Patricia Pérez, de la Coalición Indígena de Migrantes de Chiapas, trabaja en temas de agroecología y la defensa del territorio. Además, impulsa la participación de las mujeres en Chenalhó, ya que en estas regiones “las mujeres no tenemos ningún derecho”. A pesar de su deseo de salir de su comunidad y hacer muchas cosas, el machismo y el patriarcado aún persisten, y las mujeres son consideradas “deben estar en casa”, relató la defensora del medio ambiente.
Sobre la defensa de la tierra y el territorio, Paty comentó: “La madre tierra nos provee de todo, y nosotros la contaminamos con químicos y basura. En nuestras comunidades, como mujeres, siempre queremos hacer muchas cosas, pero no nos permiten participar porque somos mujeres, así que debemos organizarnos para avanzar en estos dos temas tan importantes. Por ejemplo, las empresas como Coca-Cola venden el agua que es para nosotros, por lo que luchamos por nuestra agua”.
Patricia Silva, mujer indígena de la mixteca oaxaqueña, relató haber nacido en una comunidad “muy marginada, donde desde pequeña no entendía por qué no había alimento, educación ni agua; se violaban muchos de mis derechos humanos. Por eso, cuando me convertí en enfermera, decidí fundar la organización Mujeres en Desarrollo (Mudem), que tiene como objetivo principal el derecho humano al agua y al saneamiento”.
En la mixteca oaxaqueña y en las comunidades rurales e indígenas de la mayor parte del país, son las mujeres, niñas, niños y adolescentes quienes deben levantarse a las 3 o 4 de la mañana para llevar agua a sus hogares. Sin embargo, las mujeres no tienen voz en los ayuntamientos, los cabildos ni las juntas para decidir cuáles son las obras prioritarias en función de los derechos humanos, expuso. Su activismo a favor de las mujeres ha generado la hostilidad de algunos, quienes incluso la han amenazado y perseguido. “Cuando nos reunimos y alzamos la voz por nuestros derechos humanos, especialmente cuando comprendemos que somos personas con derechos, podemos comenzar a tomar acciones y estrategias relacionadas con nuestros derechos humanos”.
El encuentro, organizado por Educación Alternativa A.C (Educa), también incluyó trabajos grupales para visibilizar y reflexionar sobre las múltiples dominaciones: capitalista, patriarcal y colonial, que enfrentan las mujeres y las comunidades. Además, hablaron de métodos de autocuidado, bordaron y crearon poesía. Las defensoras del agua y el territorio se fortalecieron aún más.
En dos ejercicios de colaboración, las mujeres reconocieron como factores de dominaciones que se viven al capitalismo, al patriarcado y al colonialismo. Sin embargo, también observaron que en sus procesos de lucha han encontrado la sensibilización a jóvenes y autoridades, el autocuidado, el tequio, la organización, la identidad, el arraigo del territorio, como prácticas de fortalecimiento.
Con información de educa.org