Oaxaca.- A propuesta del diputado de Morena César Mateos, el Congreso del Estado solicitó a la Semarnat verificar si la cementera Cruz Azul en el istmo de Tehuantepec cumple con las normas ambientales en lo relativo al combustible de sus hornos, y vigilar las emisiones de esa planta para evitar daños al medio ambiente y a la salud de la población.
En un acuerdo aprobado como un asunto de urgente y obvia resolución, en la sesión del pasado miércoles, la diputación exhortó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a comprobar que las cantidades, el origen y el tipo de combustible utilizado por la empresa ubicada en Lagunas, Barrio de la Soledad, corresponda con lo autorizado por la dependencia.
El exhorto fue propuesto por el diputado César Mateos tras darse a conocer un estudio realizado por organizaciones ambientalistas mexicanas y extranjeras, el cual reveló que la cementera Cruz Azul que opera en Oaxaca es una de las 33 que existen en 19 estados de la República que utilizan desechos plásticos como combustible para hornos industriales, que por ello generarían emisiones altamente tóxicas.
Al defender su propuesta en tribuna, el activista social planteó que casi 26 mil personas viven en un radio de 10 kilómetros en torno de esa planta cementera, y que cuando los plásticos son usados como combustible se expone a la población a la contaminación por dioxinas, azufre y otros componentes, y por supuesto se contribuye de manera significativa al calentamiento global.
“No podemos permitir que las empresas generen ganancias millonarias con base en el engaño, disfrazándose de ecologistas, y a costa de la salud de la población y de la vida en el planeta”, expresó.
En sus estudios, las organizaciones señalan que las exportaciones de desechos plásticos hacia México se incrementaron del 2018 al 2021 en un 121 por ciento y que Estados Unidos es el exportador de más del 90 por ciento de los desechos plásticos que entraron a México en esos cuatro años.
Tan solo en esos cuatro años, entraron a México casi 68 mil toneladas de PET, de los cuales se ignora el destino final.