Por: César Elí García 1
El pasado 14 de septiembre, en su página oficial, la Secretaria de las culturas y artes de Oaxaca (Seculta), lanzó la convocatoria “Mujeres en las artes visuales” por medio de la cual invitaban a participar a la comunidad artística femenina, en un programa de selección, con el fin de realizar una exposición en el Museo de los pintores oaxaqueños (MUPO)
Se ofertaron hasta 10 estímulos, con un monto de 40 mil pesos, cada uno, y un
número indeterminado de seleccionadas para exposición.
La idea emocionó a Oaxaca, porque es muy buena; de no ser porque no cumplió su cometido. Una vez más la Seculta comienza bien la chamba, lástima que no la termina.
Dentro del programa, se estipulaba que la fecha para hacer públicos los resultados, sería el 25 de octubre. Sin embargo, al cumplirse el plazo, solo publicaron en su página de Facebook un comunicado, en donde, sin dar más informes, declaraban desiertas todas las especialidades.
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Mi abuela, una mujer indígena, de actividad campesina, solía decirme que, “demostramos el valor que le damos a las cosas, por el lugar en donde las colocamos”. Esto lo mencionaba cuando dejaba mis juguetes tirados por el patio, pero también cuado me explicaba por qué los santos se colocan en un altar.
A las orillas de la ciudad, en un lugar apartado, en un callejón, hay un edificio que alberga un cuarto pequeño, apenas de 2 m x 3 m, en esta pequeña oficina se resguardan nueve obras, cuatro de ellas en acrílico, dos grabados y tres óleos. Las autoras, las únicas seis mujeres que se inscribieron en la convocatoria “Mujeres en las artes visuales”. Dicho de otra manera, la convocatoria no reunió siquiera los diez lugares para estímulo, menos la posibilidad de realizar una exposición.
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Parece ser que el lugar geográfico, dentro de la ciudad, en donde se han instalado las oficinas de la Seculta, es representativo, del lugar en donde la primavera oaxaqueña tiene a la cultura; en la periferia, en un callejón apartado, es decir, en la marginalidad. La cultura parece ser vista como un medio y no como un fin en sí misma. Solo se habla de tradiciones milenarias, cuando podemos formar a partir de ellas, comparsas y calendas que ofertar en el mercado turístico, y no como un agente trasformador de nuestra sociedad, todo aparenta que se desconoce la posibilidad del arte como constructor de una sociedad ética.
Por otra parte, la ausencia de respuesta a la convocatoria “Mujeres en las artes visuales” puede interpretarse de dos maneras, la primera: podemos pensar que la comunidad artística, conformada por mujeres, ha dejado de creer en la Seculta como una dependencia, seria, capaz de representarlas y difundir su trabajo. La falta de compromiso en dicha dependencia, podría ser origen de esta apatía por parte de las creadoras oaxaqueñas.
Por otra parte, es posible que la dependencia no hizo su trabajo, y quedó una laguna, en la difusión, lo que puede ser tomado como falta de comunicación con la comunidad artística.
Sea lo uno, o lo otro, queda claro que la Seculta le está quedando a deber propuestas artísticas de calidad a la sociedad oaxaqueña. Por lo pronto es necesario observar, en que “otras actividades” se invertirá el presupuesto destinado a la convocatoria “Mujeres en las artes visuales” el cual si las matemáticas no me fallan, diez estímulos, a razón de 40 mil pesos cada uno, serían mínimamente 400 mil pesos.
Para las artistas oaxaqueñas, la primavera cultural, por lo pronto, continúa siendo una promesa