El gobierno mexicano, a través de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, ha expropiado una planta de hidrógeno ubicada en la refinería de Tula, Hidalgo, que anteriormente era operada por la empresa francesa Air Liquide.
La planta, conocida como Planta Productora de Hidrógeno U-3400, pasará a ser operada por Pemex Transformación Industrial, el brazo industrial de Pemex.
La expropiación se justifica en base a la conservación y prestación del servicio de suministro de hidrógeno, su uso, aprovechamiento, operación y explotación, y demás mejoras de la planta.
Esta medida se enmarca en los esfuerzos del gobierno para recuperar el sector energético y garantizar la autonomía en el suministro de hidrógeno para la Refinería Miguel Hidalgo en Tula, Hidalgo.
La expropiación ha generado controversia, ya que la planta había sido vendida por el gobierno anterior a Air Liquide en 2017.
El gobierno actual argumenta que la expropiación contribuirá a la soberanía energética nacional y mejorará los márgenes de refinación de Pemex.
La expropiación inmediata y temporal de la planta se justifica en base a la Ley de Petróleos Mexicanos, que establece que Pemex tiene como finalidad el desarrollo de actividades empresariales, económicas, industriales y comerciales para generar valor económico y rentabilidad para el Estado mexicano como su propietario.
La indemnización por la expropiación deberá ser pagada con el presupuesto de Pemex Transformación Industrial.
La expropiación ha sido criticada por algunos sectores, que consideran que podría afectar la inversión extranjera en el país.
La expropiación de la planta de hidrógeno en Tula es parte de los esfuerzos del gobierno para fortalecer a Pemex y recuperar el sector energético.