Oaxaca, Oax.- Los días 18 y 19 de octubre se realizó el XII Encuentro de Defensores y Defensoras Comunitarias en Jaltepec de Candayoc. Esta actividad se llevó a cabo en el marco del VIII Festival del Agua. En el encuentro participaron defensores y defensoras de las regiones del Istmo, Costa, Sierra Sur, Sierra Norte, Valles Centrales, y Mixe Baja.
Del 16 al 18 de octubre se realizó un laboratorio lúdico de fotografía con niños y niñas de la primaria de los grados 4to a 6to donde se abordó las temáticas de derechos, agua y territorio. El 18 de octubre en la tarde, tras la llegada de las y los visitantes, se estrenaron una serie de materiales radiofónicos sobre el agua, realizados por estudiantes del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA). Las producciones desarrollan distintas historias locales sobre el agua, la palabra de los ancestros, cartas de niñas y niños, los peligros que acechan al líquido vital por el cambio climático. También narran historias que se desarrollan en entornos comunitarios, con testimonios de personas que luchan por la defensa del agua. Después, se realizó el conversatorio y proyección del documental “La Fiesta: comunidades oaxaqueñas luchan desde lo local contra el cambio climático” y la noche cerró con las composiciones originales de hip hop del joven Yosbert, del Bachillerato Integral Comunitario (BIC).
El segundo día, apenas empezaba a clarear la mañana, a orillas del río Jaltepec, se preparó colectivamente el altar con los distintos elementos, flores, albahaca, ruda, romero que rodearon la ofrenda de totopo, chapulines, camarón, mezcal, cacao, frutas, tortilla, pan, agua de flores y semillas. El humo del copal limpia y llena el entorno, mientras la compañera Belén nos fue guiando con su palabra que teje la mística.
Después del ritual, se llevó a cabo el panel: “Agua, resistencias y derechos” con Julia Gutiérrez, Beatriz Gutiérrez y Belén Díaz. El panel propuso una visión amplia de cómo el agua se relaciona con la vida comunitaria, por ejemplo, en la siembra, pero también con el buen vivir y la espiritualidad.
Beatriz nos contó sobre la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, que vive en una extensión de tierra rodeada por agua, “Los ikoots somos mar, viento, arena y lagunas”. La lengua es fundamental para entender este vínculo con la tierra. Los ikoots siempre dicen “Nangaj yow”, que significa “agua sagrada”. También se habla de “mar sagrado “Nangaj ndek”.
Belén, originaria de Santa Catarina Minas, en los Valles Centrales, explicó que en las comunidades el río, la montaña y el árbol tienen vida. “Por eso pedimos permiso y hablamos con cariño, para que la naturaleza nos dé amor y cariño. Si vamos al río pedimos permiso a los guardianes y seres que allí habitan, para que todo lo que hagamos se lleve en armonía. Como defensores y defensoras, nuestra tarea es cuidar el territorio, y nuestro cuerpo es el primer territorio”.
La compañera Julia, por su parte, consideró en su intervención que la lucha comienza en casa y enseñando a las nuevas generaciones acciones y saberes sobre el cuidado del agua y del territorio, además compartió como la comunidad de Jaltepec históricamente ha luchado por la recuperación de sus tierras (1050 has) que el gobierno les expropió.
Posterior al panel reflexionamos colectivamente sobre cuál es la relación en nuestra comunidad con el agua, qué amenazas existen y qué alternativas estamos proponiendo en nuestra comunidad para cuidar el agua. Concluimos que el “agua” se nombra de distintas formas en las lenguas originarias de las y los asistentes; por ejemplo, en zapoteco es “nisa” o “nis”, en mixe “nëë”, en chinanteco “omm” y en zoque “nä’”. Partimos desde ahí para entender la profunda relación vital y espiritual de las comunidades con el agua. Reconocimos amenazas, como los megaproyectos, la refinería Antonio Dovalí Jaime, las ampliaciones al Puerto de Salina Cruz, el megaproyecto del Corredor Interoceánico, la mala gestión de la basura, el uso de agua para drenaje, el consumo de productos procesados e identificamos acciones de cuidado que se estamos realizando en las comunidades: reforestación, separación de basura, reducción del consumo, campañas de concientización con señalética, audiovisual y radio, tomar medidas educativas y sanciones, reúso, implementación de baños secos, captación de agua de lluvia y monitoreo de niveles de contaminación de fuentes de agua.
Las jornadas cerraron con un mercado agroecológico y compartiendo alimentos, baile, lectura de poesía y otras actividades artísticas que cada quien aportó desde su experiencia y su región. La defensa de la vida y los derechos también se hace desde la fiesta y la celebración.
En el encuentro se reafirmó que el agua es vida y los esfuerzos de las comunidades están para cuidarla, a través de estrategias innovadoras y exigiendo a las autoridades que informen sobre proyectos y regulen el consumo de la gran industria, que finalmente es responsable de la crisis climática y de muchos de los problemas relacionados con el agua que las comunidades enfrentan.
El panorama es complejo, pues las amenazas son grandes y se necesitan acciones contundentes de los distintos actores implicados en el cuidado del agua, de las cuencas de los ríos y de los bosques. “Es bueno cuidar el agua, porque de agua vivimos” comentaba Alba Eleuterio, mujer ayuuk originaria de Tierra Negra, Mazatlán, mientras nos contaba entre risas que “se había quitado sus botas para la lluvia el día anterior y por eso había llamado la lluvia, que ya empezaba a sentirse con mayor intensidad”. Existe un profundo vínculo espiritual con el territorio que se vive en el hacer cotidiano y en las prácticas rituales.
El tema que nos reunió fue “Agua, derechos, territorios, alternativas y cambio climático”, pero también hubo oportunidad para los reencuentros, compartir alimentos, para el baile y la poesía, para discutir sobre amenazas a los territorios y hablar de los problemas y las alternativas que construyen los pueblos. El agua en nuestros territorios y comunidades es un sinónimo de vida, sin embargo, el agua también se ha convertido en una mercancía, en un bien escaso.
Concluimos que el “Agua es para la vida, no para la muerte” y que debemos plantear acciones desde nuestras comunidades y colectividades para cuidarla. Además, que el cambio climático es ya una realidad. Un día después de terminar el encuentro y el festival, las fuertes lluvias desbordaron el río Jaltepec como un claro mensaje de la madre tierra. ¡Urge accionar ya!
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