En Oaxaca, los normalistas han denunciado una creciente represión por parte de las autoridades en respuesta a sus bloqueos y protestas. Este fenómeno no es nuevo; desde hace años, los estudiantes de las escuelas normales rurales, como la de Ayotzinapa, han sido objeto de violencia y criminalización por parte del gobierno mexicano.
Los normalistas, que son estudiantes de instituciones dedicadas a la formación de maestros, han llevado a cabo diversas manifestaciones para exigir mejores condiciones educativas y justicia por la desaparición de sus compañeros en 2014.
Ante la falta de respuesta a sus solicitudes por parte de las autoridades educativas en el estado de Oaxaca, los estudiantes de la Normal de Educación Especial han decidido llevar a cabo una movilización que se extiende por segundo día consecutivo en la capital del estado.
Esta acción busca visibilizar sus demandas y presionar a las autoridades para que atiendan sus necesidades educativas, las cuales consideran fundamentales para su formación profesional.
Durante las manifestaciones, los normalistas han bloqueado importantes intersecciones, como las de Fonapas y el Monumento a Margarita Maza, lo que ha generado inconvenientes significativos para los conductores que dependen de estas rutas para su desplazamiento diario.
Además, han retenido varias unidades de transporte público y vehículos de la empresa Coca Cola, reiterando que su protesta se centra en la exigencia de que se implementen los diplomados prometidos para este año, los cuales consideran esenciales para su desarrollo académico y profesional, ya que deberían haberse iniciado desde enero para los estudiantes de los cuartos y quintos semestres.
La respuesta del gobierno ha sido frecuentemente violenta. Recientemente, se han reportado incidentes donde fuerzas policiales han utilizado tácticas represivas, incluyendo el uso de gas lacrimógeno y detenciones arbitrarias durante las protestas.