Este estudio contrasta con las proyecciones optimistas que indicaban que más del 50% de los niños nacidos en el siglo XXI tendrían la posibilidad de vivir hasta los 100 años, especialmente en países desarrollados.

 

A lo largo del último siglo, la esperanza de vida ha aumentado significativamente debido a:

Mejoras en la atención médica: Avances en tratamientos y prevención de enfermedades.

Condiciones de vida: Mejor acceso a agua potable, nutrición adecuada y condiciones sanitarias.

Educación y concienciación: Mayor conocimiento sobre estilos de vida saludables.

Sin embargo, estos beneficios no se distribuyen equitativamente. Las desigualdades económicas y sociales siguen afectando la salud infantil, especialmente en regiones vulnerables donde las tasas de mortalidad infantil son significativamente más altas15.

Desafíos Actuales

A pesar de los avances, varios factores están limitando las expectativas de vida:

Crisis sanitaria global: La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la salud pública, afectando el acceso a servicios médicos esenciales.

Enfermedades prevenibles: Aún persisten altas tasas de mortalidad por enfermedades como neumonía y diarrea, especialmente entre los niños más pequeños.

Estilo de vida moderno: El aumento de enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida, como la obesidad y diabetes, también plantea un riesgo significativo para la longevidad3