Oaxaca ha registrado 5 eventos violentos dirigidos a figuras políticas en los primeros cuatro meses de 2024, una disminución significativa en comparación con los 20 eventos registrados en 2018 y los 15 en 2021.
Los esfuerzos de las autoridades estatales por abordar los conflictos que desencadenaron violencia en procesos electorales anteriores parecen haber tenido cierto éxito.
Sin embargo, aproximadamente 270 conflictos por tierras siguen activos en el estado y es probable que sigan alimentando la violencia dirigida a figuras políticas en los próximos años.
Esto es particularmente cierto en las zonas afectadas por proyectos de infraestructura, como las hidroeléctricas en la región de la Costa y el Corredor Interoceánico en la región del Istmo.
El asesinato de un defensor de la tierra que se oponía a estos megaproyectos y que, al parecer, era candidato a concejal por el Partido Unidad Popular en Santiago Jamiltepec, región de la Costa, refleja los riesgos continuos a los que se enfrentan las figuras políticas en el estado.
Aunque la violencia en Oaxaca es menor que en Chiapas, los políticos locales aliados con grupos armados han sido un factor que ha alimentado las divisiones y tensiones comunales.
Por ejemplo, en Santiago Juxtlahuaca, las divisiones políticas durante las elecciones locales de 2018 provocaron una escalada del conflicto entre facciones rivales, con presunta complicidad de las autoridades locales.