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Pedro Santiago Cruz, una vida dedicada al campo

Lunes 15 de febrero, 2010.
07:50 pm
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Vidal Pineda Vásquez   Oaxaca. México. “Toda mi vida la he dedicado al campo”, dice el señor Pedro Santiago mientras camina hacia el paraje “El Pedregal” en San Andrés Huayapam, lugar al que todos los días sube para cuidar las plantas que ahí siembra y checar el funcionamiento de los aparatos de tecnología alternativa que le ayudan a mantener viva esta pequeña ubicada a 15 minutos de su casa.   Un sombrero de palma en la cabeza y la camisa de mangas largas lo protegen del sol voraz del medio día, el camino hacia “El pedregal” resulta un poco pesad por el reflejo luminoso que urge de la tierra de esta comunidad. Su andar firme demuestra la fortaleza que tiene para trabajar diariamente, salir de su casa a las 5 de la mañana es una costumbre que ha forjado desde hace mucho tiempo.   [caption id="attachment_43396" align="alignleft" width="300" caption="Don Pedro Santiago recibió el reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza “Dr. Miguel Álvarez del Toro”."]Don Pedro Santiago recibió el reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza “Dr. Miguel Álvarez del Toro”.[/caption]   Mientras avanzaba inclinado sobre la pendiente, Santiago Cruz recuerda que en los años 50, cuando aún era joven, y los campos nacionales no conocían los químicos, todos los campesino se dedicaban  a cultivar la tierra con la ayuda de las yuntas y l abono que utilizaban para la tierra era orgánico.   La forma de cultivo de la tierra era algo especial – dice – sabíamos, porque nuestros abuelos nos instruían, que era necesario empezar a cultivar después de la cosecha ya que los rayos del sol entraba en la tierra y mataba los microbios.   Santiago Cruz relata que así fue durante varios años hasta que en los 60, una gran ola de fertilizantes llega a México y por ende, al campo. Los beneficios que ofrecía atrajo al campesinado, los primeros años, se podía ver que las cosechas eran buenas y esto ilusionaba a todos. Sin embargo, en el primer lustro se dieron cuenta que la producción bajó y la textura de la tierra se tornó sólida por el uso constante de los fertilizantes, los cuales habían aumentado su precio por la gran demanda que tenían.   Esto nos preocupó mucho – menciona don Pedro, mientras una camioneta frena y nos invita a subir y cubrirnos del sol – pensábamos que sin los fertilizantes la buena cosecha se acabaría.   Sin más que hacer y debido a la dependencia que se tenía de los fertilizantes, muchos campesinos siguieron cosechando de esta manera, también fueron muchos los que abandonaron esta actividad para dedicarse a otras cosas.   “El pedregal”.   Lentamente la camioneta atraviesa la entrada de “El Pedregal”, ahí, un par de jóvenes se dedican a remover un poco de tierra y saludan afectuosamente a Don Pedro. En el suelo se pueden ver herramientas de cultivo, y a lo lejos, senderos adornan el terreno de tres hectáreas en las cuales se ha trabajado intensamente para buscar soluciones que permitan solucionar problemas de aguas y cultivo.   Don Pedro, cubriéndose del sol, recuerda que aproximadamente en el año 2000 empieza a buscar la forma  de hacer a un lado los fertilizantes ya que son dañinos, no sólo para la tierra, sino para el cuerpo humano. Cursos de capacitación, intercambios de experiencia con especialistas y mucho empeño laboral le permitieron enriquecer sus conocimientos sobre el cuidado del campo.   Decidió que, aunque era más laborioso, tenía que utilizar el abono orgánico que los pocos animales le ofrecían, ya que de esta manera podría evitar seguir contaminando la tierra.   Desafortunadamente – comenta - hay mucha falta de entendimiento entre las personas. La gente cree que un bulto de químico es bueno para fertilizar sus terrenos y no utiliza el abono orgánico, esto es malo, deberíamos pensar  primero en cuidar la tierra.   En su búsqueda por mejorar la relación con el medio ambiente, en el 2002 conoce el trabajo ecológico que realiza el Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca, quienes por muchos años se han dedicado a buscar nuevas aproximaciones a la conservación, la investigación de la relación naturaleza-sociedad, y la creación y recreación de tecnologías alternativas.   Reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza “Dr. Miguel Álvarez del Toro”   Tras varios encuentros suscitados en el transcurso de tres años, conjuntamente deciden utilizar la cañada de “El Pedregal” para recuperar su capacidad de captación y filtración de agua, dar oportunidades de producción sustentable a familias de la comunidad y constituir un centro de experimentación y capacitación en técnicas de agricultura orgánica, restauración de cañadas y manejo integral del agua.   Una casa ecológica y múltiples obras para manejar bien el agua, proteger los suelos, producir orgánicamente y ahorrar energía con algunas de las cosas que se pueden encontrar en el paraje. Se han sembrado plantas de cobertura, frutales, árboles locales, cactáceas, milpa, hortalizas. También estamos crían abejas, peces y animales de corral.   Todo este proyecto ha tenido grandes beneficios a la comunidad y ha impulsado soluciones prácticas para combatir el daño ecológico. Tanto ha sido su importancia que el 27 de noviembre del año pasado, por este proyecto, en Janos, Chihuahua; en el marco de la Semana del Medio Ambiente, Don Pedro fue galardonado con el Reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza “Dr. Miguel Álvarez del Toro” 2009.   Dicho acto le ha llegado de sorpresa a Santiago Cruz quien, emocionado, menciona que recibe alegremente este reconocimiento y reflexiona “se puede vivir del campo, lo que pasa es que creemos que el campo no da lo suficiente para mantenernos, todos queremos migrar a la ciudad y ganar dinero rápido. El problema de los campesinos es la faltad e recursos. El gobierno debe de interesarse en apoyarlos, sin embargo no es así, los apoyos que dan no son suficientes. En el programa de PROCAMPO, el apoyo económico que ofrecen no alcanza para impulsar el campo mexicano”.   A largo plazo, el proyecto de “El Pedregal” tendrá muchos otros módulos demostrativos que abarcarán tratamiento y purificación de agua, generación autónoma de energía, manejo de desechos, producción de alimentos, habitación y conservación del entorno. Asegurar agua para todos en los Valles Centrales requiere cuidar las esponjas naturales que alimentan los mantos freáticos, y esto implica regenerar los lugares y reactivar las actividades productivas alrededor de la zona conurbada para amortiguar su crecimiento desordenado.

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